El Lazarillo de Tormes es una de las obras más importantes de la literatura española, especialmente por ser la precursora de la novela picaresca.
Su protagonista ha inspirado a numerosos artistas a lo largo de los siglos y hoy en día sigue teniendo un gran peso en la cultura popular. Buen ejemplo de ello es la Administración nº 1 de El Barco de Ávila, conocida como “El Lazarillo”.
Teniendo en cuenta que uno de sus responsables se apellida Lázaro y que el río que discurre por esta localidad abulense es el Tormes, hubiera sido difícil encontrar un nombre más apropiado. Alfonso Lázaro y su esposa, Verónica Pérez, son titulares desde mediados de 2016 de este punto de venta de Loterías y Apuestas del Estado, ubicado entonces en el nº 8 de la calle Mayor. “Nos unimos con mucha ilusión, porque era un negocio que nos gustaba”, reconoce Alfonso.
Al cabo de dos años, se les presentó la oportunidad de trasladarlo al nº 44, donde la calle Mayor confluye con otras dos. “Ahora estamos en un lugar por donde pasa todo el mundo, y además es un edificio emblemático del pueblo, porque fue la antigua Caja de Ahorros”, asegura.
Antes de trasladar el punto de venta a su nueva ubicación, Alfonso y Verónica tuvieron que acometer una reforma integral del local. Aprovechando esta circunstancia, diseñaron la administración a su gusto, con un mostrador curvo —diferente a los habituales mostradores rectos— y con dos entradas dotadas de puertas automáticas, además de una rampa de acceso para personas con movilidad reducida. “La configuración del local está pensada para dar fluidez al tránsito de los clientes, sobre todo en el mes de agosto, cuando mucha gente acude a veranear a El Barco de Ávila y, en consecuencia, aumentan enormemente las ventas. En esa época del año, nos situamos entre las administraciones que más venden de toda Castilla y León”, explica Alfonso.
La agilidad en la ventanilla es cosa de Verónica y Laura (la empleada que trabaja con ellos), ya que ambas mujeres son las encargadas del trato diario con el cliente. “Tenemos un radio de acción de unos 25 kilómetros a la redonda, que es la distancia que hay hasta la administración más cercana, y es muy importante que el cliente reciba un trato cercano y sienta que venir aquí es una experiencia única”, señala Alfonso, quien se ocupa sobre todo de repartir la venta externa, especialmente en Navidad, y de hacer nuevos clientes allí donde va.
Desde que él y Verónica se hicieron cargo de la administración, las ventas no han parado de crecer, y el único secreto, según Alfonso, es “conocer gente y moverse mucho”. Respecto a los premios, han repartido, entre otros, dos segundos premios de la Lotería Nacional de los sábados y un primer premio de la de los jueves.
Tal vez no sean tan sonados como otros premios, pero están seguros de que “ayudan a la gente”. Además, es un dinero que se ha quedado en la comarca, y eso les llena de satisfacción. Ahora solo trabajan en mejorar su servicio y aumentar las posibilidades y poder dar algún día el Gordo del Sorteo Extraordinario de Navidad.